lunes, 17 de marzo de 2014

De Fanecas y otros veranos

No sabíamos si era buena idea. Salimos temprano. Fer y yo. Estibando los equipos me preguntó donde ibamos a fondear. Con un "da igual" lo mantuve entretenido media hora, hasta que doblamos la bocana del puerto, lamiendo el espigón donde hay poca agua. Miramos por la borda colocando las manos sobre el agua para manejar la sombra y poder calcular la claridad en función de la profundidad. La vieja escuela. 
-Cinco metros y aguas claras- dije.
- habrá algo más de 10 de visibilidad. Donde vamos?- insistió.
Me encogí de hombros. La guardia del dia anterior y el gesto de poca aprobación en casa cuando comenté que tenía planes de buceo, rebajó mi ilusión al límite. Por debajo de ese límite es absurdo disfrutar.
Fernando, de pie en el puente, me miró de reojo el tiempo suficiente para que una mueca más parecida a "que nadie te joda el día" que a "te veo mayor", se cruzara entre nosotros. Tenía razón. No iba a dejar que nadie me jodiera el puto día, tras una guardia de mierda. En aquel momento me levanté, cerré el traje y miré hacia la punta del faro.
-allí, Fer, allí
-Joder Nel, allí no hay nada.
-por eso , Fer, por eso.
Fernando, que es un joven perro viejo y las coge al vuelo, no dijo nada más. Al llegar buscó un fondo a nueve metros y lancé el rizón. Dejamos que la zodiac virara para comprobar que no garreaba y que la encontraríamos entera al volver. Hablamos de la maniobra, de las algas que ocultaban las piedras... y nos pusimos los equipos. Él en el agua. Le pasé la cámara y me  deje caer.
El fondo es una pequeña meseta de roca entre los 5 y 9 metros que a los 30 metros de la costa cae en picado a los ... 60?. No es cuestión de comprobar nada. Para eso están las sondas.
En algunas zonas hay bolos inmensos dejando oquedades, lo suficientemente amplias para que pasen los buzos y lo suficientemente largas para que alguno lo haga por arriba. Las fanecas ocupan los muchos espacios que dejan los grandes bolos. Para sorpresa del día, encontramos muchisimos fragmentos de bronce, plomo y chapas de hierro. En la zona se había hundido un par de buques, el SS Ulster Duke  y el John Tenant. Del primero solo un superviviente.
70 minutos con el agua a 17º no era tanto tiempo. El traje seco, fue la clave una vez más. Con poco más de 20 bares, cerré la primera etapa.
El dia empezaba de nuevo.
Una segunda oportunidad.





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