No entraba dentro de mis planes publicar esta foto. Pero estoy muy orgulloso del resultado.
No era tampoco la primera vez.Por motivos de trabajo, suelo recibir de vez en cuando algún presente. En otras ocasiones es el pago por el trabajo realizado. Suena raro decirlo. Atiendo gente con muchos y con pocos recursos. y no siempre facturo lo mismo, aunque se que debería. No es una oenegé pero hay días en que creo lo contrario. Ni es la primera vez que vuelvo a casa con la mitad de los euros que pensaba facturar, pero con el coche cargado de grelos, conejo, pollo, pescado, fruta, fabes, judías... y tan contento. Con eso no pago facturas, pero si mi sueño.
Jose Antonio . Hace ya muchos años se presentó en la consulta asustado. Quizás nervioso. No lo recuerdo bien. Se que al marchar me dio un abrazo y se disculpó por ello. Un buen hombre. Pagó y volvió a la semana con un pollo de tamaño poco habitual. Volvió en numerosas ocasiones y a fecha de hoy no lo considero sólo un paciente; es tambien un amigo que en 2 o tres fechas al año, me regala lo que tiene. Pollos y gallinas. No hay otro recurso en su casa. Y lo necesitan. Eso es generosidad. Me da lo que le hace falta, no lo que le sobra. Los acepto encantado. Lo contrario sería un insulto.
Hace una semana me presenté en casa con uno de ellos.
Plan: cama de puerro, cebolla y ajo en cantidades generosas. Encima, pollo troceado con cachelos, zanahoria, pimiento rojo y verde. Sal y perejil. Dos cervezas (Estrella Galicia) un vaso de ginebra y agua. Horno a 200º, tres horas y media.
El resultado: exquisito. El corte de la carne es negro, si exceptuamos la pechuga. Y el sabor... no tiene precio.
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