Esta mañana me levante temprano. Muy temprano. Por la noche, el viento había cambiado con la marea y hacía sentir el frío, augurando un amanecer gélido y despejado. Fuí hasta el mirador de Talón, acompañado de la Nikon D90 y un Mamiya-Sekor C 45 mm. Adaptador Ebay, Hong-Kong. No llevé el trípode, de manera que tendría que confiar en la Iso, la excelente luminosidad del objetivo y sobre todo, en el pulso, y precisamente, el café de gasolinera no ayudaba. A pesar del frío, conseguí hacer un par de fotos antes de que se me helaran los dedos, las suficientes como para dar el madrugón por bueno.
Y, como de costumbre, cogí entre las manos el café, aún caliente, y disfruté de otro amanecer.
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