miércoles, 8 de febrero de 2012

Lembeh



No dejo de pensar bucear. Hace ya meses de la última inmersión y el cuerpo lo nota. Pide agua.
El tiempo no invita y falla la compañia. Estamos planeando el próximo viaje a latitudes más cálidas ... y lejos, muy lejos, donde parece que no pasa el tiempo y a donde no puedes llevar tus problemas. Es ahí donde se halla la felicidad. Buceas y buceas. No tienes tiempo para pensar a no ser en aquello que embota los sentidos y la mente. Azul, pensamientos azules infinitos, claros u oscuros pero siempre azules. Y vértigo, mucho vértigo al mirar al azul. Veinte metros por arriba y trescientos por abajo con suaves corrientes que te mecen de arriba abajo y de lado a lado. Y no tienes ganas de subir. Estás bien. En paz con lo que te rodea. Y tienes ganas de cerrar los ojos para sentir aún más la ingravidez. Azul otra vez. Y cuando llega el momento de volver, apuras la segunda etapa inspirando profundamente queriendo sentir que algo de aquello sube contigo... No importa: en un par de horas estarás otra vez allí abajo. Y así diez días. Tardes tranquilas en cubierta o en la playa siempre con una cerveza en la mano.



Que hago aquí????

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dr Filosofo, me ha dado usted ganas de "azulear"......

Fdo: 1i

Anónimo dijo...

y a mi