domingo, 5 de abril de 2009

Salimos de paseo... por fin !!

Ya no podíamos más. Al menos yo. A falta de una inmersión, ese día hicimos 4 en una mañana. No os voy a contar nada. Apenas pude hacer una docena de fotos. La visibilidad, no muy buena, y la corriente hicieron que tuviera que conformarme con el paseo.
De la primera inmersión, de apenas veinte minutos, la solitaria imagen de un coral blando a 32 metros impresionó a los que allí llegamos. La oscura soledad albergaba belleza. El momento, efímero, de gloria no buscada había llegado. Se disparó el flash. El potente INON- Z240 despertó a cada uno de los seres que componían aquel organismo. Ahora todos sabríamos de su existencia. Nada es en vano. Nada inútil. Todo esfuerzo tiene respuesta. Cuando volví la espalda, todo a su alrededor volvió a la penumbra. El instante de luz ,de sorpresa generada, de esplendor, pasó. A partir de ahora vería el pasar del agua, de los pequeños organismos, y de los grandes también, sin que nunca nada vuelva a ser igual. En ocasiones recordará el ser que lo iluminó, que lo transformó en luz y, seguramente, sonreirá . Nos quedan los recuerdos del que pasó por nuestro lado y nos hizo vibrar. Marcó la diferencia. Ahora hay un antes y un después, y el eterno recuerdo amargo que todos los días nos invita a sonreir.

Después de 15 minutos y habiendo comprobado que nada se nos perdía en aquel inhóspito lugar, ascendimos. El agua a 10º, no invitaba a invertir el tiempo, mi tesoro, allí. 35 metros de máxima, 21 minutos de inmersión. No deco time.

En las otras inmersiones en aguas someras, se podía empezar a palpar la primavera. Plancton y arena que el reflujo de la marea levantaba, cubrían y enterraban la vida en cada vaivén. Entre las rocas, los cangrejos apenas disimulaban sus ganas de salir de paseo. El mar notaba la estación y en cualquier rincón bullía la micro-vida. Anémonas de largos brazos, laminarias que crecían con cada ola, pulpos, chopos, sarretas, sargos pequeños en tamaño y grandes en número, pintos, maragotas, serranos, lorchos, chascas y grandes lubinas encovadas, tímidos congrios, peces pipa, lechuga de mar en un mar de lechuga, doncellas, centollas pateiros y patelos, peces luna, ballestas y de san pedro, camarón, santiaguiño, rayas mosaico, tembladeras y otros seres. Todos a tu alrededor. Y entre ellos y tú, una densa neblina de finos hilos y pequeños seres que señalaban el límite de tu desvergonzada injerencia en el mundo de los que viven en el agua.

Al divisar el puerto de Cee, Raul decidió el lugar de fondeo. Fernando visualizó la marca que el sonar de barrido había impreso sobre el GPS y con la tecla del zoom se aproximó hasta situarse en la misma vertical. Nos dejamos caer hacia atrás. No llegué a ver la superficie de nuevo. Aleteé hasta que alcancé el fondo, sin esperar al compañero que a mi lado hacía señas para bajar, si ello fuera posible, más rápido. Trazamos un rumbo en espiral, hasta los ocho metros de radio, sin hallar resto alguno. Ascendimos. Si buscas, no siempre encuentras.


continuará ...

Dedicado a Rubén. Enhorabuena por esas notas.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Estamos a la espera de noticias pasadas o no por agua.Un saludo.POKEMON.