miércoles, 23 de septiembre de 2009

Zakynthos. 3ª

Salimos a las 10:00. Tenía tiempo. Me desnudé y me dí un baño. 27º. Sólo en la playa. En la gloria. Fuí al hotel, saludé a la griega-gordita-risueña hermana de Alex con un tímido"καλημέρα", y recogí el equipo. En el centro de buceo me esperaban tres compañeros y me uní a la conversación. El primero de ellos venía con su hijo desde Inglaterra. Llevaban días allí y no era la primera vez que buceaban en este mismo lugar. Trabajaba como camionero-fornido y ,en no pocas ocasiones, visitaba Valencia. Bajo, de gruesos biceps, calvo y tatuado, asustaba sobre y bajo el agua. Parecía buena gente. Se quería ir a vivir a esta ciudad pero la crisis... La tercera era una chica de pocas palabras, delgada y pelo castaño, ojos tristes y sin brillo. Se limitó a pedir la hora y un bolígrafo. Rellenó en silencio el formulario y se fué. Más gente. Salí a buscar una barrita energética y una litrona de... agua. Íbamos a realizar dos buceos aquella mañana y no regresaríamos hasta después de comer. Cuando volví ya éramos 15. Se repartió el material y nos dirigimos hacia el barco. Curioso embarque. Fuimos con los equipos sobre las cabezas mientras nos adentramos unos 80 metros en el mar. El equipo pesado se trasladó en una mini-Zodiac. Nos instalamos junto a los botelleros. Dos biberones por cabeza.
Barracuda Reef
Salimos en dirección suroeste durante dos millas. Fondeamos a 30 metros escasos de la costa y comenzó el briefing. Se organizaron dos grupos. El primero lo formabamos el inglés, una pareja alemana, otro alemán sin pareja, una gruesa chica holandesa, el monitor y yo. Nos dirigiríamos bordeando el arrecife por el interior hasta llegar a una brecha, por la que pasaríamos al otro lado, en la punta del cabo, para descender por el cantil hasta los 24 metros. En caso de fuerte corriente se abortaría la navegación y volveríamos al punto de partida. Del otro grupo poco puedo contar. Barracuda´s Reef, lo es por abundar en esta especie y en la mayoría de las inmersiones se pueden ver, grandes y solitarios ó pequeños y en grupos tipo banda de barrio chuletas-bajitos-brothers. Comenzamos el paseo. Como estaba previsto pasamos al exterior del arrecife y la corriente comenzó a trabajar. Duro. El guía ni se inmutó a pesar de que el avance era cada vez más penoso. No nos movíamos. Miré hacia atrás. El fornido inglés me hacía gestos con una mano para indicarme que estaba mal y me aproximé a él. Estaba agotado y las bigoteras resoplaban con alta frecuencia. -Si esto dura mucho este pavo se ahoga- pensé. Miré su manómetro 100 bares y acabamos de salir. 15 minutos de inmersión. La cosa pintaba mal. Me olvidé por completo de la cámara. La así con fuerza y me empezé a cagar en el puto griego. ¡Vaya gilipollas! Hice un esfuerzo para alcanzar al oligofrénico de cabeza y le indiqué que el inglés tenía medio tanque. - ok!- contestó. -Vaya gilipollas- pensé de nuevo. Seguimos avanzando unos 8 minutos, según la marca del Suunto D6, hasta un recodo que ascendía. Se acabó. No hay corriente. Llegué con 100 bares. Mi compañero con 50. Le indiqué que lo comentara con el guía. -ok!- le contestó.- Vaya gili....! - sentencié mientras meneaba la cabeza visiblemente. Ni barracudas, ni peces, ni na! Sólo un gilipollas y un rato de angustia. La inmersión se acabó en cuanto divisamos el fondeo. Nadie quedó en el agua más de lo estrictamente necesario. Ascendimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que pena,por aqui todo congelado.Como el agua no?.